Árbol de la Vida - Celina Emborg |
En la antigüedad el árbol tenía una importancia vital para el ser humano.
Le proporcionaba abrigo, refugio, leña, sombra, alimento, herramientas, remedios
Sin los árboles,
la vida habría sido muy difícil.
Debido a que las raíces se sumergen en el suelo
mientras sus ramas se elevan al cielo, el druida lo consideraba el símbolo de la relación tierra-cielo...
la vida en evolución, en una ascensión permanente
y en continua regeneración.
El árbol permitía establecer una comunicación con los tres niveles del cosmos:
- el subterráneo, por sus raíces que no dejaban de hurgar en las profundidades.
- la de la superficie de la tierra, por medio de su tronco y sus ramas,
- las alturas, a través de la copa y las ramas superiores.
Interconecta la totalidad de los elementos:
el agua que fluía en su interior,
la tierra que se integraba en al tronco por las raíces,
el aire que alimentaba las hojas
y el fuego que surgía de su fricción de la madera.
Los ramas entrelazadas simbolizaban
la continuidad de la vida y
la interconexión de todas las cosas
incluyendo los animales, plantas, minerales
y los elementos.
Árbol de la vida celta. |
el roble de los celtas; el tilo de los alemanes;
el fresno de los escandinavos;
el olivo de los árabes; el banano de los hindúes...
Hoy los árboles nos brindan la sombra en verano, el oxigeno, sus sabrosos frutos y más…incondicionalmente, sin esperar nada…
Matías De Stefano aconseja “ser árboles”:
“practicar el amor incondicional con los demás humanos,
con el medio que nos rodea, y estar en equilibrio con él, promoviendo la iluminación de todo lo que hay alrededor, pero sin esperar que cambie,
simplemente ofreciendo la luz
y poniéndola a disposición de quien la necesite,
como los árboles.”
Pintemos el mandala del Árbol de la Vida con el intento de honrar y agradecer a nuestros silenciosos compañeros
uniéndonos a la vida misma y su continua evolución
Namasté!
Celina Emborg
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